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Cocuy, un licor artesanal que triunfa en concursos internacionales de bebidas alcohólicas

Cervezas / Vinos / Licores Venezuela

En medio de la crisis económica de Venezuela, existe un producto busca colocarse en el mercado internacional a pesar de los retos que implica su producción. Se trata del cocuy, un licor artesanal que triunfa en concursos internacionales de bebidas alcohólicas.


La marca Cocuy 7Primos ganó una medalla de bronce en el London Spirits Competition el pasado 2022, mientras que el productor Magno ganó dos medallas de plata en el New York International Spirits Competition 2021. La bebida se ha impuesto por encima de otros licores populares, como el tequila.

El licor "cocuy" es una bebida artesanal, producida por las comunidades rurales en el occidente de Venezuela mediante un proceso de fermentación y destilación del mosto extraído del Agave cocui.

El cocuy es una bebida ancestral a base de agave, similar a un mezcal mexicano, preparado de forma artesanal, que en los últimos años ha ganado reconocimiento internacional.

En cualquier bar de un barrio acomodado de Caracas, más de uno arruga la cara al oír del cocuy. “¿En serio?”, preguntan. Ya pasó lo mismo anteriormente con el ron.

"En un pasado reciente, era una bebida que se asociaba con pobreza, ahora con calidad”, explica De Luca, el maestro bodeguero que coloca su firma a cada botella que produce Magno, la marca que lanzó al mercado con Durán hace dos años.

“Siempre le dije a mi equipo que era difícil", sigue. “Si para el ron fue difícil, que era la mal llamada bebida para pobres, el cocuy era la del borracho: no era cierto, pero eso fue lo que se creó, lo que se inventaron y lo que la gente pensaba”.

En las cartas de los bares comienzan a aparecer tímidamente tragos tradicionales como la margarita, preparados a base de cocuy. En las licorerías el precio de una botella de Cocuy puede oscilar entre 24 y 70 dólares, depende la marca.

Ahora con reconocimiento internacional,  la Esperanza está ubicada en las afueras de Coro, estado Falcón (oeste).

El calor aquí es tenaz: dos pasos y el sudor comienza a correr por todo el cuerpo. De Luca se pasea con orgullo por los agaves salvajes, que precisan entre 7 a 10 años para estar viables para convertirse en licor.

En el camino, hay hoyos en la tierra que antes se usaron de hornos naturales para las piñas de agave, que después terminarían en el alambique, ubicado en una destilería en la ciudad.

“Nos diferenciamos mucho del tequila, pero somos muy similares al mezcal”, explica De Luca.

Contando ahora con certificado de calidad.

En el estado de Lara queda también Pecaya, la única población en el país que posee la Denominación de Origen Controlada (DOC) para el cocuy, que le fue otorgada en 2001 por el servicio autónomo de propiedad intelectual.

La aspiración de Durán, De Luca y otros productores es ampliar esa DOC a todo el país, de modo que los estándares de producción sean nacionales, pero requieren de la organización de todo el gremio.

“Es importante porque es un sello de calidad que te distingue del resto” con unas “condiciones que te dan un producto diferenciado”, explica De Luca.

El Parlamento aprobó la Ley para la Protección y promoción de la producción del Agave Cocui, del Cocuy y sus derivados.

Después de años de resistencia, persecución y satanización, hoy este Parlamento aprueba esta inédita ley para la protección, promoción del cultivo y la siembra.

La ley señala que el ‘agave cocui’ será considerado como rubro agrícola siempre y cuando esté cultivado en ecosistemas xerofíticos, con el objetivo de mantener la diversidad biológica propia de cada región. Y permite además la producción semiindustrial e industrial del cocuy, que anteriormente solo se permitía de forma artesanal.

En la Esperanza comienza todo. “El nombre que decidimos darle a la finca fue La Esperanza, porque dejamos de hacer casas para hacer concursos y pusimos todos los huevos en una sola canasta”, dice Durán emocionada. Ambos estaban antes dedicados al negocio de la construcción.

Hay planes de replantar los agaves por hectáreas para producción anual y hacer visitas guiadas a turistas.

“Si en México, gran parte de los ingresos del país son por el mezcal y el tequila ¿por qué en Venezuela no podemos lograr lo mismo con el cocuy?”, insiste.

Lo que se quiere es que el cocui, se convierta en una industria que sea digna de admirar y que sea orgullo nacional.

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